Creemos en

La Biblia es nuestra regla toda suficiente para la fe y la práctica.
Esta declaración de Verdades Fundamentales se presenta solamente como la base de nuestra confraternidad (para que todos hablemos la misma cosa, 1 Corintios 1:10; Hechos 2:42).


A. La inspiración de las Escrituras.
Las Escrituras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, son inspiradas verbalmente por Dios y son la revelación de Dios al hombre, la regla infalible de autoridad sobre la fe y la conducta.  (2 Timoteo 3:15-17; 1 Tesalonicenses 2:13; 2 Pedro 1:21).  A la Biblia no se le puede agregar ni quitar.  (1 Pedro 1:25; Apocalipsis 22:18,19).
B. El único Dios Verdadero.
El único Dios verdadero se ha revelado a si mismo como el “Yo Soy”, eterno y auto-existente, Creador de los cielos y la tierra y el Redentor de la humanidad.  Además, se ha revelado como personificando los principios de relación y asociación como El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo (Deuteronomio 6:4, Isaías 43:10,11; Mateo 28:19; Lucas 3:32)
C. La deidad del Señor Jesucristo.
El Señor Jesucristo es el eterno Hijo de Dios.  Las Escrituras declaran:
1. Su nacimiento virginal (Mateo 1:23; Lucas 1:31,35)
2. Su vida inmaculada (Hebreos 7:26; 1 Pedro 2:22).
3. Sus milagros (Hechos 2.22, 10:38)
4. Su obra sustitutiva en la cruz (1 Corintios 15:3, 2 Corintios 5:21)
5. Su resurrección corporal de entre los muertos (Mateo 28:6; Lucas 24:39; 1 Corintios 15:4)
6. Su exaltación a la diestra de Dios (Hechos 1:9,11; 2:33; Filipenses 2:9-11; Hebreos 1:3).
D. La caída del hombre.
El hombre fue creado bueno y recto; pues Dios dijo, “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”.  Mas el hombre cayó por la trasgresión voluntaria y por lo tanto incurrió no solamente la muerte física, sino también la muerte espiritual, que es la separación de Dios (Génesis 1:26-27:3:6; Romanos 5:12-19).
E. La Salvación del hombre.
La única esperanza de redención para el hombre es por medio de la sangre derramada por Jesucristo el Hijo de Dios.
1. Las condiciones para la salvación. La salvación se recibe por medio del arrepentimiento hacia Dios y la fe en el Señor Jesucristo.  Por medio del lavado de la regeneración y la renovación del Espíritu Santo, siendo justificado por gracia por medio de la fe, el hombre llega a ser heredero de Dios según la esperanza de vida eterna (Lucas 24:47; Juan 3:3; Romanos 10:13-15; Efesios 2:8; Tito 2:11; 3:5-7)
2. Las evidencias de la salvación. La evidencia interna de la salvación es el testimonio del Espíritu Santo (Romanos 8:16).  La evidencia externa a la vista de todos es una vida de rectitud y santidad verdadera (Efesios 4:24; Tito 2:12).
F. Las ordenanzas de la Iglesia.
1. El Bautismo en Agua.
La ordenanza del bautismo por inmersión es un mandato de las Escrituras.  Han de ser bautizados todos los que se arrepienten y creen en Cristo como Señor y Salvador.  Así, ellos declaran al mundo que han muerto con Cristo y que ya se han levantado con El para andar en nueva vida (Mateo 28:19; Marcos 16:16; Hechos 10:47,48; Romanos 6:4).
2. La Santa Cena.
La Cena del Señor, que consiste en los elementos del pan y el fruto de la vid, es el símbolo de que participamos de la naturaleza divina de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 1:4); un acto conmemorativo de sus sufrimientos y muerte (1 Corintios 11:26); y una profecía de la segunda venida de Cristo (1 Corintios 11:26); y es mandato a todos los creyentes “¡Hasta que El venga!”
G. El Bautismo en el Espíritu Santo.
Todos los creyentes pueden recibir y deben esperar ardientemente y buscar fervientemente la promesa del Padre, el bautismo en el Espíritu Santo y fuego, según el mandamiento de nuestro Señor Jesucristo.  Esta era la experiencia normal de todos en la Iglesia primitiva.  Con ella vienen el revestimiento de poder para la vida y el servicio, el otorgamiento de los dones y el uso de ellos en la obra del ministerio (Lucas 24:49; Hechos 1:4,8; 1 Corintios 12:1-31).  Esta experiencia es distinta a la experiencia del nuevo nacimiento (Hechos 8:12-17; 10:44-46; 11:14-16; 15:7-9).  Con el bautismo en el Espíritu Santo vienen también  las experiencias  de la plenitud del Espíritu (Juan 7:37-39; Hechos 4:8), una reverencia profunda hacia Dios (Hechos 2:42; Hebreos 12:28), una consagración a Dios y una dedicación mas intensa a su obra (Hechos 2:42), y un amor más activo para con Cristo, por su Palabra, y por los perdidos (Marcos 16:20).
H. La evidencia física e inicial del Bautismo en el Espíritu Santo
El bautismo de los creyentes en el Espíritu Santo se evidencia por medio de la señal física inicial de hablar en lenguas nuevas como el Espíritu Santo les da que hablen (Hechos 2.4).  El hablar en lenguas en este caso es igual en esencia al don de lenguas (1 Corintios 12:4-10,18), pero es diferente en propósito y uso.
I. La Santificación.
La santificación es un acto de separación del mal, y de dedicación a Dios (Romanos 12:1,2; 1 Tesalonicenses5:23; Hebreos 13:12).  Las Escrituras enseñan acerca de una vida de “santidad sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14).  Por el poder del Espíritu Santo somos capaces de obedecer el mandamiento “Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:15,16).
Se realiza la santificación en el creyente por el reconocimiento de su identificación con Cristo en su mente y resurrección, y por fe considerando diariamente la verdad de esta unión, y ofreciendo cada habilidad continuamente al dominio del Espíritu Santo (Romanos 6:1-11,13; 8:1,2,13; Gálatas 2:20; Filipenses 2:12,13; 1 Pedro 1:5).
J. La Iglesia y su misión.
1. La Iglesia de Cristo es un pueblo:
a. Redimida por la sangre de Cristo. Efesios. 1:7.
b. Separada del mundo. 2 Corintios 6:16-18.
c. Que cree en el Santo Evangelio. Juan 20:31.
d. Que practica los preceptos cristianos. Tito 2:11-14.
2. La Naturaleza Espiritual de la Iglesia. Las figuras usadas para la Iglesia, revelan su naturaleza espiritual.
a. Un cuerpo. Efesios 1:22-23.
i.  Cristo es la Cabeza del Cuerpo. Efesios 1:22 y 5:23
ii. Los creyentes son los miembros del cuerpo. 1 Corintios 12:12 y 27. Este símbolo hace destacar, primero la esencial relación espiritual que existe entre Cristo y el creyente y también de un creyente a otro y, segundo, que la autoridad espiritual de la Iglesia reside en Cristo y no es una persona intermediaria en la tierra.  Sin embargo, el ministerio del Evangelio se efectúa por seres humanos guiados e inspirados por el Espíritu Santo.  Efesios 4:11-16.
b. Un edificio o un templo. 1 Corintios 3:6,16.
i. Cristo es el fundamento y la "piedra principal" del  ángulo. 1 Pedro 2:6,7.
ii. Los apóstoles y profetas forman parte del fundamento juntamente con Cristo. Efesios 2:20-22.
iii. Los creyentes son piedras vivas que se usan en la construcción del templo espiritual. 1 Pedro 2:5.
Este símbolo establece:
i. Cristo es la Roca en que está fundada la  Iglesia.
ii. Que es un error enseñar que la Iglesia está fundada sobre Pedro cuando él era uno de los apóstoles y como tal no era más que una parte del fundamento juntamente con los demás. Efesios 2:20.
iii. Enseña que Dios mora en la Iglesia o sea el templo espiritual, para guiarla y bendecirla. Efesios 2:21_22 y Mateo 18:19,20.
c. La Vid Verdadera. Juan 15:1,2.
i. Cristo y el creyente participan de la misma vida espiritual así como el pámpano recibe savia del tronco de la vid. 2 Pedro 1:4.
ii. El creyente como pámpano debe llevar fruto. Juan.15:16
iii. Dios el Labrador, limpiará a todo creyente que lleva fruto para que lleve más fruto. Hebreos 12:5,6,11.
Esta figura nos enseña, primero, que el creyente es partícipe de la naturaleza divina que le imparte fe, gracia, amor y valor; segundo, que todos deben esforzarse por traer almas a Cristo; y tercero, que Dios, cual padre de familia, practica castigo disciplinario en sus hijos, a fin de encaminarlos en santidad y en servicio fructífero.
3. La condición para ser parte de la  Iglesia: La condición primordial para ser parte de la Iglesia es la Regeneración. Juan 3:3-5.
a. Por medio de la fe en Jesucristo y en los méritos de Su Sangre que limpia   de todo pecado (Juan 14:6; 3:16; Hechos 16:31; Efesios 1; Juan 1:7-9).
b. Mediante un verdadero arrepentimiento Hechos 2:38; Mateo 9:13. Este arrepentimiento consiste en la confesión de los pecados a Dios; 1 Juan.1:10 y en abandonarlos Juan.8:11 y 5:14 y Proverbios 28:13.
c. La confesión pública de fe en Jesús. Romanos 10:9,10; Marcos 8:38.
4. La Misión o la Obra de la Iglesia en la tierra:
a. Predicar el Evangelio a toda criatura (Mateo 28:19,20; 1 Pedro 2:9,10).
b. Mantener una norma de santidad y de justicia delante del mundo (Efesios 5:25-27; Mateo 5:13-16).
5. El sostén financiero de la Obra de la Iglesia en la tierra.
No se necesitan fondos monetarios para comprar la salvación de las almas ni para pagar a Dios por las bendiciones espirituales que de El provienen. Isaías 55:1,2; Mateo 10:8.  Se necesitan fondos para sufragar los gastos que ocasionan el ministerio y el avance de la Iglesia sobre la redondez de la tierra.
El sostén financiero de la Iglesia se provee por los mismos miembros de ella.  Esto es muy natural, porque son ellos los que tienen mayor interés en que la Iglesia cumpla su misión en la tierra.  1 Pedro 2:9,10. La porción básica que se debe consagrar a la obra de Dios de parte de cada creyente es la décima parte de todas sus ganancias.  Las ofrendas que se darán serán aparte de los diezmos.
La consagración de los diezmos para el servicio de Dios en la tierra ha sido practicada por los fieles varones de Dios en los tres períodos principales cubiertos por la historia Bíblica.
a. El período de los Patriarcas.  Los patriarcas, siglos antes de que Moisés recibiera la ley pagaban diezmos para sostener el culto a Jehová. Abraham, Génesis14:18_20; Hebreos 7:4.  Jacob, Génesis 28:22.
b. Ell período de la Ley de Moisés. Esta misma práctica se encuentra establecida por fuerza de la ley en el culto  judaico. Levítico 27:30-34.  Y era de tal importancia, que Dios pronunció bendición por su fiel cumplimiento y maldiciones por faltar a El.  Malaquías 3:8-10.
c. El período de la Iglesia Apostólica. La Iglesia de Cristo no está sujeta a la ley de Moisés (San Lucas 16:16; Romanos 6:14).  El Apóstol pablo nos dejó enseñanza en cuanto a cómo obtener los recursos para el sostenimiento y extensión del Reino de Dios (1 Corintios 9:7-14; 1 Corintios 161-2).  ¿Cuál fue el sistema para proveer de fondos a su ministerio?, de la misma manera que los levitas del Antiguo Testamento en el templo (vs.14).
 ¿Cómo se sostenían los levitas? (Números 18:21).  También Jesús habló del diezmo (San Mateo 23:23).  La versión parafraseada de  la Liga Bíblica Mundial dice “¡Ay de Uds. Fariseos y escribas hipócritas!  Porque diezman hasta la última hojita de la menta del jardín y se olvidan de lo más importante, que es tener justicia, misericordia y fe.  Si, hay que diezmar, pero no se puede dejar a un lado lo que es aún más importante”.  En San Marcos 12:17 Jesús respondió a los fariseos y herodianos acerca de un asunto explícito de dinero “Dad al César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”.  Del César eran los impuestos, y de Dios ¿qué era?
d. Es de grandísima importancia fijarse en la diferencia entre el sistema de diezmar practicado por los israelitas y  el practicado en la Iglesia Cristiana.  Los israelitas lo hacían por fuerza de ley mientras que los creyentes en Jesucristo lo hacen por el impulso de la gracia de Dios en el corazón. 2 Corintios 9:7, 8.  La ley de recompensa que rige en esta dispensación de   Gracia, es la que se halla en 2 Corintios 9:6.
e. El capítulo 8 de 2 Corintios trata de la generosidad.  El versículo 2 nos cuenta de los hermanos de Macedonia (los filipenses) en medio de gran tribulación económica daban con generosidad para la obra de Dios (Filipenses 4:14-19).  El versículo 7, volviendo a Corintios, nos hace ver que así como abundamos en dones, virtudes y ministerios, debemos abundar en generosidad.  Los versículos 13 y 14 se refieren a un sistema de contribución justo donde cada uno contribuye en forma proporcional a su condición económica.  Ponga atención a los términos “holgura”, “estrechez” e “igualdad”.  El plan del diezmo instituido por Dios encuadra perfectamente en estos principios bíblicos.
K. La Sanidad Divina.
a. La sanidad divina es una parte íntegra del evangelio.  La liberación de la enfermedad está provista en la Expiación, y es el privilegio de todos los creyentes (Isaías 53:4,5; Mateo 8:16,17; Santiago 5:14-16).
b. Cristo sanaba a los que a El acudían (Mateo 8:16,17)
c. Dios es nuestro Sanador (Éxodo 15:26)
d. El don de sanidad es impartido por el Espíritu Santo (1 Corintios 12:9).
No se censura al creyente que busca ayuda médica cuando a él le parezca que su fe no es suficiente para el milagro de sanidad.  El punto principal es poner la confianza en Dios en todo caso de enfermedad.
L. La Bendita Esperanza.
La resurrección de los que durmieron en Cristo y su traslado juntos con los que viven y permanecen hasta la venida del Señor es la esperanza bendita e inminente de la Iglesia (1 Tesalonicenses 4:16,17; Romanos 8:23; Tito 2:13, 1 Corintios 15:51,52).
M. El Reino Milenial
La Segunda Venida de Cristo abarca el rapto de los santos, que es nuestra bendita esperanza, seguido por el retorno visible de Cristo con sus santos para reinar sobre la tierra por mil años (Zacarías 14.5; Mateo 24:27,30; Apocalipsis 1:7;19:11-14; 20:1-6).  Este Reino Milenial traerá la salvación de la nación de Israel (Ezequiel 37:21,22; Sofonías 3:19,20; Romanos 11:26,27) y el establecimiento de la paz universal (Isaías 11:6-9; Salmos 72:3-8; Miqueas 4:3,4).
N. El Juicio Final.
Habrá un juicio final en el cual los muertos malvados serán levantados  y juzgados de acuerdo a sus obras.  El que no se encuentre inscrito en el Libro de la Vida, será consignado al castigo eterno en el lago que arde con fuego y azufre, junto con el diablo y sus ángeles, la bestia y el falso profeta que es la segunda muerte (Mateo 25:46; Marcos 9:43-48; Apocalipsis 19:20; 20:11-15: 21:8).
O. Los Cielos Nuevos y la Tierra Nueva.
“Nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13; Apocalipsis 21,22).